1. La memoria no se deteriora:
Aunque tras conocer enfermedades como el Alzheimer o sentir
en algunas ocasiones que no llegamos a recordar algo, eso no significa que
nuestra memoria haya entrado en decadencia, dado que según las últimas
investigaciones esto no es así. Lo que sucede es que realmente, nuestra memoria
no tiene límites, funciona como un gran almacén, sin embargo los recuerdos que
no necesitamos usar día a día cada vez son más complicados de recordar.
Precisamente por eso, porque no son necesarios de forma continua.
Ahora alguno se puede preguntar, si tenemos una memoria
“ilimitada”, ¿por qué olvidamos?
2. Olvidar ayuda a aprender:
Respondiendo al punto anterior, el olvido es la llave
maestra para seguir aprendiendo y memorizando cosas nuevas, no olvidar como
eliminación absoluta del recuerdo, sino aparcándolo para dejar espacio a cosas
nuevas que nos servirán en ese momento (como, por ejemplo, saber dónde hemos
dejado por última vez el móvil, o donde hemos quedado esta noche). Por
supuesto, los recuerdos más recientes son a los que más prioridad da nuestro
cerebro.
3. Los recuerdos “perdidos” pueden volver:
Luego, por otra parte, está el hecho de que olvidar no es un
término absoluto, y los recuerdos no se borran, sino que se vuelven menos
accesibles, como he dicho en el primer punto, y pueden recuperarse. Incluso
cualquier anécdota de la que no has hablado en los últimos 10 años sigue ahí,
esperando, y puede recuperarse, incluso volver a recordarse más rápido que
aprender nueva información (recordemos el hecho de que “nadie olvida como
montar en bicicleta”).
4. Recordar viejos recuerdos los altera:
Aunque los recuerdos no se olviden por completo, con el paso
del tiempo, y al intentar recordarlos, sí que se pueden alterar. Es más, si
grabamos una escena con una cámara mientras vemos que pasa, y luego intentamos
recordar esa escena al día siguiente, a la semana, y al mes, veríamos que poco
a poco nuestra mente va introduciendo cambios y “recuerdos inventados” que
alterarían la escena en comparación con la grabación. La memoria es buena, pero
no perfecta (a menos que padezcas hipermnesia). Incluso, algunos científicos
habían sido capaces de introducir falsos recuerdos en el cerebro.
5. La memoria es inestable:
Como hemos visto en el punto anterior, la memoria no es para
nada perfecta, en definitiva, es inestable, aunque pensemos a menudo que esto
no es así. Siempre pensamos que habrá cosas que nunca olvidaremos, y siempre se
acaba olvidando (por eso tienen tanto éxito los post-it y las alarmas de los
móviles actualmente). Y, por esto, muchas veces los estudiantes subestimamos a
nuestra propia memoria, para luego percatarnos de los sustos que nos vienen
encima…
6. El sesgo de previsión:
Según un estudio llevado a cabo por Koriat y Bjork en 2005,
donde hicieron aprender a unos voluntarios las palabras “luz-lámpara”, se les
pidió que calcularan cuánto tiempo recordarían la asociación, y todos se
mostraron muy confiados, para más tarde llegar el momento de que les dijeran
“luz” y después de haber pasado tiempo y diversas cosas, se les venían a la
cabeza palabras como “bombilla” o “sombra”. En conclusión, recordar no es tan
fácil como creemos.
7. Si el recuerdo es fácil, el aprendizaje es menor:
Cuando nos cuesta poco recordar algo nos sentimos como
triunfadores, pero si nos cuesta demasiado nos sentimos un poco estúpidos Pero, a nivel de aprendizaje, debería ser
todo lo contrario, ya que cuando un recuerdo viene rápidamente a nuestra mente
quiere decir que no necesitamos exigir mucho a nuestro cerebro para recordarlo,
pero si le exigimos trabajo también exigimos otra cosa: aprendizaje. Y, si
aprendemos, recordamos mejor, y el recuerdo producido es más importante.
8. Nuestro aprendizaje depende del contexto:
¿Nunca habéis notado que recordáis algunas cosas más
fácilmente en una situación que en otra? Eso tiene que ver con el aprendizaje,
que depende en gran medida del “cómo” y del “dónde”. También depende de con
quién estás, que sucede a tu alrededor…
Pensaran que lo mejor es mantener siempre el mismo contexto,
¿no? Pues no, depender del contexto para recordar algo es peor, por eso debemos
ir cambiando el lugar de aprendizaje, si nos sentamos siempre en el mismo sitio
de la biblioteca, por ejemplo, es buena idea ir cambiándolo.
9. Para memorizar, mezcla:
Si quieres aprender una cosa nueva, como jugar al tenis,
¿qué es mejor? ¿una semana jugando con la derecha, otra con la izquierda, y así
sucesivamente? ¿o es mejor ir mezclandolo todos los días? La respuesta es la
mezcla, ya que será más fácil de recordar si el aprendizaje va mezclándose, y
esto no sirve solo para el deporte como para la geografía o la informática.
Si, para empezar a aprender algo nuevo este método lo hace
todo más complicado, pero a largo plazo es mejor ir mezclando las cosas porque
se recordaran mejor.
10. El aprendizaje está bajo tu control:
Como habréis visto, la memoria es complicada, muy alterable,
y para nada perfecta, pero si sabemos cómo dominarla es más fácil aprender algunas
cosas. Por ejemplo, usando la técnica de cambiar el contexto, ir mezclando
cosas aprendidas sobre un mismo tema para que duren más a largo plazo, etc.
También está el caso de poder recordar cosas que creíamos
haber olvidado por completo (como ya sabéis, esto no es así), y, según un
estudio, también somos capaces de desplazar los recuerdos dolorosos en post de
otros más positivos, para no sufrir. Nuestra mente es sabia pero nuestra memoria sigue estando bajo nuestro
relativo control, no lo olvidéis.
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