lunes, 30 de junio de 2014

¿CUÁL ES LA FIGURA QUE REEMPLAZA AL INTERROGANTE?


CONSCIENTE, SUBCONSCIENTE E INCONSCIENTE.

A lo largo de su vida, Freud definió el aparato psíquico de diversas maneras. La primera de ellas fue el modelo topográfico, que lo dividía en consciente, subconsciente e inconsciente. Posteriormente, este modelo fue sustituido por el modelo estructural, que distinguía entre YO, ELLO y SUPER YO. En el modelo topográfico las operaciones y contenidos mentales se describían en relación a la conciencia.
Cualquier suceso mental que ocurría fuera de la conciencia y que no podía hacerse consciente mediante un esfuerzo de la atención, se consideraba perteneciente a otra región más profunda de la mente: el inconsciente. Los sucesos que podían hacerse conscientes mediante la atención se consideraban subconscientes. Todos aquellos que se producían en un nivel consciente estaban localizados en la superficie de la mente.
El consciente. El sistema consciente es aquella región psíquica en la que las percepciones que provienen del mundo exterior, del propio cuerpo o de la mente, se hacen conscientes. La consciencia es, en términos generales, un hecho  subjetivo que puede comunicarse por el lenguaje y la conducta. Todo lo consciente es aceptado y reconocido como propio por el sujeto en el momento presente, dirige la atención y modula el comportamiento y la energía psíquica.
El subconsciente. El sistema subconsciente consiste en todos aquellos sucesos, procesos y contenidos mentales que son capaces de alcanzar o llegar a la consciencia si se realiza un esfuerzo para concentrar la atención. Freud aplicó el término subconsciente o preconsciente a los contenidos mentales capaces de hacerse conscientes de forma fácil y bajo condiciones que se produzcan con bastante frecuencia, lo que los diferencia de los contenidos inconscientes, que muy difícilmente llegan a hacerse conscientes. Una de las funciones del subconsciente es mantener una barrera represiva, que «censura» anhelos y deseos, para evitar el desagrado, retrasar la descarga instintiva y lograr que la energía mental concuerde con las demandas de la realidad exterior y los principios o valores morales y éticos con que cuenta toda persona.
El inconsciente. El inconsciente es la suma total de todos los contenidos mentales o procesos que quedan fuera de la consciencia y que son incapaces de llegar a ella a causa de una contrafuerza que es la censura o la represión. Estos contenidos mentales inconscientes suelen ser impulsos o deseos que resultan, en cierto modo, inaceptables, amenazadores o repugnantes para el sujeto desde el punto de vista ético o intelectual; pese a la censura, estos contenidos pugnan por hacerse conscientes, siendo permanentemente reprimidos; si llega un momento en que surge el conflicto, se pueden desencadenar síntomas neuróticos.

Lo inconsciente nunca puede llegar a hacerse consciente salvo en contadas excepciones: cuando la censura está dominada por la aparición de síntomas psiconeuróticos; cuando se relaja como en los estados de sueño, o cuando se la engaña.


sábado, 14 de junio de 2014

ACERTIJO.

¿Qué tiene bosques pero no árboles, que tiene ríos pero no agua, que tiene ciudades pero no edificios?


LOS TRES CEREBROS: REPTILIANO, LÍMBICO Y NEOCÓRTEX.

En esencia, el cerebro humano consta de tres formaciones o cerebros independientes. Cada uno de estos cerebros posee su propia inteligencia, su propia subjetividad individual, su propio sentido del tiempo y el espacio y su propia memoria, además de otras funciones*. Estos tres cerebros son, en orden de evolución, el cerebro reptiliano, el límbico y el neocórtex. Los tres cerebros están interconectados a nivel neuronal y bioquímico y cada uno controla distintas funciones de nuestro cuerpo, afectando directamente a nuestra salud, bienestar y rendimiento personal, profesional o académico.

El  reptiliano regula las funciones fisiológicas involuntarias de nuestro cuerpo y es el responsable de la parte más primitiva de reflejo-respuesta. No piensa ni siente emociones, sólo actua cuando nuestro cuerpo se lo pide: control hormonal y de la temperatura, hambre, sed, motivación reproductiva, respiración… Por encima del reptiliano, tenemos el sistema límbico, almacén de nuestras emociones y recuerdos. En él se encuentra la amígdala, considerada la base de la memoria afectiva. Entre las funciones y las motivaciones del límbico están el miedo, la rabia, el amor maternal, las relaciones sociales, los celos… Por último, tenemos el neocórtex o cerebro racional, que es quien permite tener conciencia y controla las emociones, a la vez que desarrolla las capacidades cognitivas: memorización, concentración, autoreflexión, resolución de problemas, habilidad de escoger el comportamiento adecuado… es la parte consciente de la persona, tanto a nivel fisiológico como emocional. Para hacerlo más fácil y comprensible, agruparemos el primer y el segundo cerebro y lo llamaremos cerebro emocional inconsciente; y al tercero, lo llamaremos cerebro racional consciente.

Buena parte de responsabilidad en conseguir este estado de salud integral recae en la estructura llamada amígdala del sistema límbico, que condiciona nuestros sistemas ejecutivos y de autocontrol emocional (neocórtex), a la vez que condiciona nuestra salud física (reptiliano). Cuando el estrés se apodera de nosotros, la amígdala se activa, no funciona con normalidad y esta alteración provoca que el cerebro no procese adecuadamente la información sensorial que le llega a través, principalmente, del oído, y de otros sentidos. Es entonces cuando la persona reacciona con impulsividad y se bloquean las funciones del neocórtex: los sistemas ejecutivos y de autocontrol emocional, que influye negativamente en nuestro bienestar y, en consecuencia, en nuestro rendimiento.


domingo, 8 de junio de 2014

ACERTIJO NUEVO

Por asuntos de trabajo el señor Barrento viajó al extranjero, y regresó dos meses después. Al entrar a su casa encontró a su mujer compartiendo la cama con un desconocido, el señor Barrento se alegró mucho. ¿Por qué?


¿QUÉ SON LAS NEURONAS ESPEJO?

En la década de los noventa, un grupo de nuerocientíficos hizo un experimento con monos macacos, donde se descubrió que existían unas neuronas conocidas como "neuronas espejo". Durante las siguientes décadas se habló mucho de estas células cerebrales.
Las neuronas espejo, o neurona especular, están correlacionadas con objetivos específicos. Se activan en todo animal o persona tanto al realizar una acción como al observar esa misma acción, algo que indica un proceso de asimilación y aprendizaje sobre nuestro entorno: la adaptación, y por ende, la evolución.
Algunos científicos dijeron que podrían estar relacionadas con la empatía, mientras que otros aseguraron que son muy importantes para algunas capacidades humanas (por ejemplo, el habla).
Otros alegan que gracias a estas neuronas se podrían delinear tratamientos para los trastornos mentales. Por ejemplo, Marco Lacoboni, de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), creó una teoría llamada "hipótesis del espejo roto".
Dentro de esta teoría se habla de que el mal funcionamiento de las neuronas espejo causa la falta de empatía, razón por la cual se desarrollan condiciones como el autismo.
Así, desde que empezaron a circular las teorías de las neuronas espejo, se dice que generan acciones centrales que influencian el funcionamiento del cerebro.
Sin embargo, para Ben Thomas, investigador de Scientific American, existe la probabilidad de que sólo desempeñen funciones auxiliares, y si es así, se han estado buscando soluciones para el autismo y para los problemas del habla en el lugar equivocado. Según Thomas, las neuronas espejo no responden a gestos sin sentido o a sonidos al azar. Están diseñadas para responder a acciones con objetivos claros.
Y es que para muchos especialistas, estas neuronas son las que nos permiten comprender las acciones de otras personas. En caso de que esta hipótesis sea cierta, Lacobini puede estar cerca de crear un tratamiento para el autismo y para los problemas del habla.
Greg Hickok, de la Universidad de California, especialista en ciencias cognitivas, dijo a SA que las neuronas espejo no tienen un papel central en la empatía, el habla, el autismo y la comprensión. Según él, las neuronas espejo proporcionan el mecanismo neutral para la fijación de significados a las acciones motoras.
Para Hickok, Lacaboni y otros científicos están confundiendo dos cuestiones independientes: el control del motor y la comprensión conceptual. El científico asegura que las neuronas espejo ayudan a codificar los movimientos pero no tienen la capacidad de crear conceptos semánticos.
Por ejemplo, los bebés entienden el significado de muchas palabras a pesar de no tener la habilidad motora para pronunciarlas. Por lo tanto, los bebés y los humanos entendemos el significado de las palabras debido a las experiencias anteriores que hemos tenido con la misma.
Las neuronas espejo no codifican el significado de la palabra, pues la comprensión de las acciones no es una función del sistema motor.

Sea cual sea el camino que las investigaciones abran en los estudios de las neuronas especulares, es claro una cosa: podrían develar algunos misterios del cerebro humano, y por lo tanto, los mecanismos de su evolución.