A lo largo de su vida, Freud definió el aparato psíquico de
diversas maneras. La primera de ellas fue el modelo topográfico, que lo dividía
en consciente, subconsciente e inconsciente. Posteriormente, este modelo fue
sustituido por el modelo estructural, que distinguía entre YO, ELLO y SUPER YO.
En el modelo topográfico las operaciones y contenidos mentales se describían en
relación a la conciencia.
Cualquier suceso mental que ocurría fuera de la conciencia y
que no podía hacerse consciente mediante un esfuerzo de la atención, se
consideraba perteneciente a otra región más profunda de la mente: el
inconsciente. Los sucesos que podían hacerse conscientes mediante la atención
se consideraban subconscientes. Todos aquellos que se producían en un nivel consciente
estaban localizados en la superficie de la mente.
El consciente. El sistema consciente es aquella región
psíquica en la que las percepciones que provienen del mundo exterior, del
propio cuerpo o de la mente, se hacen conscientes. La consciencia es, en
términos generales, un hecho subjetivo
que puede comunicarse por el lenguaje y la conducta. Todo lo consciente es
aceptado y reconocido como propio por el sujeto en el momento presente, dirige
la atención y modula el comportamiento y la energía psíquica.
El subconsciente. El sistema subconsciente consiste en todos
aquellos sucesos, procesos y contenidos mentales que son capaces de alcanzar o
llegar a la consciencia si se realiza un esfuerzo para concentrar la atención.
Freud aplicó el término subconsciente o preconsciente a los contenidos mentales
capaces de hacerse conscientes de forma fácil y bajo condiciones que se
produzcan con bastante frecuencia, lo que los diferencia de los contenidos
inconscientes, que muy difícilmente llegan a hacerse conscientes. Una de las
funciones del subconsciente es mantener una barrera represiva, que «censura»
anhelos y deseos, para evitar el desagrado, retrasar la descarga instintiva y
lograr que la energía mental concuerde con las demandas de la realidad exterior
y los principios o valores morales y éticos con que cuenta toda persona.
El inconsciente. El inconsciente es la suma total de todos
los contenidos mentales o procesos que quedan fuera de la consciencia y que son
incapaces de llegar a ella a causa de una contrafuerza que es la censura o la
represión. Estos contenidos mentales inconscientes suelen ser impulsos o deseos
que resultan, en cierto modo, inaceptables, amenazadores o repugnantes para el
sujeto desde el punto de vista ético o intelectual; pese a la censura, estos
contenidos pugnan por hacerse conscientes, siendo permanentemente reprimidos;
si llega un momento en que surge el conflicto, se pueden desencadenar síntomas
neuróticos.
Lo inconsciente nunca puede llegar a hacerse consciente
salvo en contadas excepciones: cuando la censura está dominada por la aparición
de síntomas psiconeuróticos; cuando se relaja como en los estados de sueño, o
cuando se la engaña.
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