jueves, 3 de octubre de 2013

KANT TEORÍA DEL CONOCIMIENTO, SÍNTESIS

Cuando Immanuel Kant expone su teoría del conocimiento en la Crítica de la Razón Pura, dice que el sujeto debe construir sus propios objetos de conocimiento, y asume, de esta manera, el principio según el cual la experiencia, es absolutamente necesaria para el quehacer de la facultad cognoscitiva, no es, sin embargo, suficiente, puesto que entrega información caótica y fragmentaria. En este sentido, el reto consiste en dar forma a dicha información mediante una escalonada labor de síntesis.

De este modo lo expresa en la Crítica de la Razón Pura (B 164): pero los fenómenos son simples representaciones de cosas que nos son desconocidas, por lo que respecta a lo que ellas sean en sí. En cuanto meras representaciones, no se hallan sujetas a otra ley de conexión que a la impuesta por nuestra capacidad conectora. Ahora bien, lo que conecta lo diverso de la intuición sensible es la imaginación, la cual depende del entendimiento en lo que se refiere a la unidad de su síntesis intelectual, mientras que depende de la sensibilidad en lo que se refiere a la diversidad de la aprehensión. Pues bien, dada su complejidad, es necesario considerar por separado cada uno de los pasos de este denso pasaje de la obra kantiana.

El conocimiento: tres síntesis

La primera de las tres síntesis es la llamada síntesis de aprenhensión: es llevada a cabo por la sensibilidad y permite que la experiencia no sea un conjunto incoherente de percepciones, como si se observasen los lados de un triángulo a modo de datos totalmente inconexos e independientes, o el color, textura y forma de una naranja como datos que no pertenecen a un mismo objeto. La síntesis de aprehensión permite que el sujeto cognoscente no se quede sencillamente en elementos aislados, sino que alcance totalidades perceptivas: percibe la textura, el color y la forma como pertenecientes a esta naranja particular.
La segunda, que es llevada a cabo por la imaginación, es la síntesis de reproducción, y permite reconocer como la misma totalidad perceptiva datos alcanzados en momentos diferentes. La síntesis de aprehensión, que, como acaba de ser expuesto, permite captar totalidades perceptivas se agota, por así decirlo, en su presencialidad, es decir, en el aquí y ahora: se percibe una naranja (su color, su textura, su forma) y cuando se cierran los ojos, al mirarla otra vez, se trata de una experiencia con datos diferentes. Pues bien, gracias a la síntesis de reproducción, se puede hablar de un mismo fenómeno en distintos momentos y en distintos lugares; gracias a ella es posible identificar esta naranja como la misma de ayer, de hace un momento, o como la misma que se experimentará mañana. La imaginación es, de este modo, una facultad cuya función consiste en completar lo que falta, los vacíos perceptivos, por llamarlos de algún modo, y conectar experiencias que, desde el punto de vista de la aprehensión, no tienen ninguna relación.

Por su parte, la tercera y última síntesis de este proceso es la denominada síntesis de reconocimiento. Gracias a esta síntesis, que es llevada a cabo por el entendimiento, es posible aplicar un mismo concepto a fenómenos del mismo tipo. Decíamos que a través de la síntesis de reproducción somos capaces de identificar un fenómeno como el mismo en diferentes momentos y lugares, pues bien, a través de la síntesis de reconocimiento, se puede utilizar un mismo concepto para hacer referencia, por ejemplo, a diversas naranjas, las cuales, consideradas desde el ámbito puramente perceptivo, son fenómenos totalmente diferentes.

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