Kant creyó necesario para la
filosofía y para los intereses y fines últimos del hombre una Crítica de
la propia Razón sobre sí misma, sobre su alcance y sus límites, una
"crítica del órgano" del conocimiento. Urge plantearse pues el
problema de si es posible la Metafísica como ciencia. La tarea crítica
consistirá en aclarar los principios y limites de la Razón. Kant creyó que los
errores provenían de una "extralimitación" de la Razón: no
respetar sus propios límites y pretender alcanzar un conocimiento más allá de
toda experiencia (uso dogmático de la razón que da lugar a la filosofía
dogmática). Por contra, de la fijación de límites que la Crítica
establezca, Kant espera obtener dos ventajas: evitar nuevos fracasos mostrando
la incapacidad humana para alcanzar un conocimiento metafísico por la pura
razón, y poner a buen recaudo el ámbito de lo inteligible, arruinar las
pretensiones del ateísmo, el materialismo y el determinismo (este uso de la
razón es un uso crítico y trae consigo una filosofía crítica).
El problema fundamental a resolver es el de
si es posible la Metafísica como ciencia y para ello debemos investigar antes
cómo es posible la ciencia, averiguar las condiciones que la hacen posible,
para ver si la Metafísica se ajusta o no a ellas. En esta tarea necesitamos
distinguir dos tipos de condiciones: las empíricas, que
son particulares y contingentes, y las condiciones a priori
o universales y necesarias, también llamadas transcendentales
(no confundir con “trascendente”= lo que está más allá de la experiencia). Las
condiciones a priori son anteriores a la experiencia en el sentido de que son
su condición de posibilidad. No interesan las condiciones empíricas pues se
requiere una Crítica de la Razón Pura llevada a cabo mediante una indagación
trascendental de sus condiciones necesarias y universales.
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